jueves, 10 de octubre de 2013

Los magos son unos vanidosos.

¿Y cómo no? si pasan muchas horas viéndose frente al espejo.

En más de una ocasión algún espectador me ha preguntado si yo utilizo humo y espejos para hacer alguna de mis ilusiones, la verdad es que sí; pero no de la manera que ellos creen.

Desde que aprendes a desaparecer una moneda, tu maestro (o quien te haya enseñado) te ha dicho “Ahora tienes que practicar frente a un espejo”, y no lo dice por gusto.

El practicar frente un espejo tiene ventajas como asegurarte de saber cómo y qué es lo que ven los espectadores.


Pero también tiene desventajas; estas tan acostumbrado a ver lo que haces, que cuando llega la hora de actuar frente a alguien que respira, entras en pánico al no saber qué es lo que ellos están viendo. Además frente al espejo sólo puedes observar lo que haces cuando te ves reflejado en este, eso significa que cuando tengas que ver algún elemento para dirigir la atención, no sabes como te ves y tampoco sabes si realmente proyectas lo que quieres proyectar (sorpresa, preocupación, etc).

¿Qué puedes hacer para eliminar las desventajas de ensayar frente un espejo?

La mejor opción es grabarte en video. Esto te da la oportunidad de concentrarte en ejecutar el acto y luego revisarlo paso a paso para poder trabajar ángulos, congruencia del lenguaje corporal, la disposición de elementos, proyección vocal, dicción y velocidad.

Y no es necesario tener la cámara más cara del mercado para poder grabar tus ensayos, bastaría con la cámara de tu celular, y si no tienes una estoy seguro que alguno de tus amigos sí.
Ya sea frente un espejo o una cámara de video, la vanidad en los magos será algo que los acompañará hasta el final de sus días.


Quiero compartir con ustedes esta fabula, no tiene que ver con magia, pero si con espejos.

 Un rico y avariento acudió ante un Maestro viejo y sabio en busca de consejo, el cual lo acercó a una ventana y le dijo: “Mira a través del cristal y dime qué ves”.
“Veo gente, mucha gente”, dijo el visitante.
Después lo llevó ante un espejo y le preguntó: “Y ahora, ¿qué ves?”
“Me veo a mi mismo”
Entonces el Maestro le dijo: “Cuando te acercaste a la ventana, miraste a través de un cristal igual al del espejo. La diferencia es que para transformar el cristal en espejo hay que poner detrás una delgada capa de plata, y casi siempre que hay plata de por medio, ya no vemos a los demás sino que nos miramos a nosotros mismos”. 

Hasta pronto.

Fritz Cueva

Fuente original: Aquí

No hay comentarios:

Publicar un comentario